miércoles, 7 de noviembre de 2012

MUCHO ALIMENTO POCOS NUTRIENTES = OBESIDAD

La obesidad y el sobrepeso no comienzan por la gula, la glotonería y la ingesta indiscriminada de alimentos, ya son estos el resultado de otros desórdenes psicofisiológicos y medioambientales tal como detallamos en el anterior artículo. Desórdenes en el orden emocional, sentimental, anímico, estados depresivos ó convulsivos, generados en la mayoría de los casos por las relaciones de las personas dentro del grupo social en el que se mueven, y en otros por desajustes de la actitud personal e individual, generando ansiedad, desasosiego, frustración, etc., desencadenando que las personas no cuiden de sí mismas en todos los aspectos, uno de ellos es la alimentación y su hermano mayor la nutrición. La mala alimentación y escasa nutrición trae aparejado desordenes en el funcionamiento interno de todos nuestros órganos. Ó lo que es lo mismo si no nutrimos correctamente nuestras células que son las que componen nuestros órganos, éstas difícilmente realicen su función correctamente y por ende los órganos a los que pertenecen tampoco pueden funcionar normalmente, distorsionando el metabolismo natural del cuerpo humano.
Una de esas funciones y la que primero empieza a no comportarse correctamente es la digestión, que es el proceso por medio del cual el organismo fragmenta los nutrientes en sustancias más sencillas para que puedan ser absorbidos, para que luego las sustancias digeridas, pasen a nuestras células a través del torrente sanguíneo. En la digestión participan desde las glándulas salivares, pasando por el esófago, el estómago, los intestinos, sobre todo el delgado, el páncreas, el hígado y la vesícula biliar. Al tener estos órganos carencias vitamínicas no segregan ni generan los jugos, ni enzimas que degradan correctamente los nutrientes, produciéndose almacenamientos indebidos por las copiosas ingestas. Estos almacenamientos que se acumulan indiscriminadamente son los que delatan la figura obesa y de sobrepeso, y son también los que empiezan a minar la voluntad de la persona.
Cuando se llega a este punto, tratar de restaurar la salud a un estado anterior, se convierte en un verdadero esfuerzo de gigantes. En primer término porque no contamos con la colaboración de la persona, y ella no cuenta con la ayuda de su subconsciente, aunque conscientemente acepte y haga y se haga mil promesas. El enemigo a la hora de enfrentarse al tenedor no está enfrente, ni de costado, está...
  dentro de uno mismo, ese que siempre justifica de una forma u otra no llevar a cabo el esfuerzo propuesto para comenzar a enderezar un estado metabólico que es prioritario para la salud. Llegado a este punto, si la persona se empieza a ayudar a sí misma, es cuando los que la rodean tienen que apoyarla y acompañarla en ese camino, para que logre concientizarse y comience a reformular sus hábitos. En última instancia, en los casos más rebeldes y si el protagonista está de acuerdo hay que buscar ayuda con un terapeuta, para que nos ayude a reconducir nuestras conductas
Evidentemente una gran parte de las personas siempre tratar de encontrar atajos, mediante dietas milagrosas, ó hierbas y conjuros, más propios de una película de Harry Potter que de la realidad del día a día. Sin embargo y por extraño que parezca, todos nosotros sabemos por dónde empezar. Basta con tener un solo momento a solas con nosotros mismos y hacer un concienzudo examen de la situación personal, para darnos cuenta de que si nos queremos ayudar, podemos comenzar haciendo algunos pequeños cambios en nuestros hábitos, por ejemplo: eliminar bollería, eliminar los alcoholes, hacer un desayuno fuerte, almorzar bien, comer tranquilos pequeñas porciones y variadas, merendarnos un par de piezas de frutas y cenar temprano tan solo un tente en pie, y si también a todo esto le agregamos, para empezar, de ½ a ¾ hora de caminata, entonces la cuestión ya comienza a tomar por otros derroteros, y aunque no veamos los adelantos ni en nuestra figura ni en la balanza, seguro que empezamos a generar una actitud más activa y energética encontrándonos con mucha más voluntad para enfrentar retos superiores. Tener la necesidad de vencer día a día los enfermizos hábitos que te han llevado a la situación de la quieres salir, ya es una buena propuesta, teniendo siempre presente que así será porque tú tomaste la decisión.
A partir de este primer cambio, con el tiempo el cuerpo se irá acostumbrando a él y la recuperación de beneficios paulatinamente irá estancándose, será entonces el momento propicio de empezar con un ritmo más elevado de ejercicios físicos y suplementar nuestra nutrición celular con vitaminas, minerales, fitonutrientes, ayudas digestivas y nutrientes accesorios. En un primer estadio, luego de largos periodos de toxicidad del organismo, lo que se recomienda es una desintoxicación a base de vitamina C y vitamina E, complementado con complejo B, suplemento alimenticio de vitaminas, minerales y fitonutrientes, más ácidos grasos esenciales omega 3 y 6, y fibra. Esto nos permitirá restaurar la actividad molecular de nuestras células para obtener respuestas metabólicas saludables. La vitamina C es esencial para elaborar y mantener el colágeno, la proteína indispensable para la fabricación del tejido conectivo (conjuntivo) en la piel, los ligamentos y los huesos, y, a proteger a la tiamina, la riboflavina, el ácido fólico, el ácido pantolénico y a la vitaminas A y E contra la oxidación.    
La vitamina E es un potente antioxidante que tiene como actividad oponerse a la oxidación de diversas sustancias corporales. El complejo B es necesario para el funcionamiento normal del sistema nervioso, pudiendo ser el más importante factor individual para la salud de los nervios. Es esencial para el mantenimiento del tono muscular en el tracto intestinal y para la salud de la piel, el cabello, los ojos, la boca y el hígado. El suplemento alimenticio de vitaminas, minerales y fitonutrientes está formulado para aquellos que lleven un control de peso y que deseen un envejecimiento saludable y quieran tener una salud óptima, trabajando para ayudar en las funciones del sistema inmunológico, de la salud de los huesos y de las funciones cerebrales, ofreciendo una protección antioxidante eficaz para asistir a las células sanas y potenciar el bienestar general. Los ácidos grasos esenciales ayudan a evitar los depósitos de colesterol en las arterias, reduciendo el colesterol LDL en el organismo y reduciendo el nivel de los triglicéridos en la sangre aumentando el colesterol HDL, y también ayudan a mantener y reducir peso al eliminar las grasas saturadas. La fibra apoya la función normal y la regularidad del intestino, por lo tanto ayuda a conseguir un funcionamiento óptimo del tracto gastrointestinal, contribuyendo a la pérdida de peso y a la disminución de la absorción de grasas del cuerpo.
En la medida que vayamos siguiendo estos pasos iremos ganando en calidad de vida, nuestro espíritu y humor se encontrarán cada vez más acorde con una vida llena de realización y de satisfacciones, con más ánimo y entusiasmo que generarán la energía necesaria para vivir con alegría y felicidad.

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